Test de kinesiología para desactivar creencias: qué es, cómo funciona y si tiene sentido para ti
¿Qué es el test de kinesiología y para qué sirve realmente? En este artículo te explico cómo se utiliza para identificar creencias limitantes, si funciona de verdad y cuándo tiene sentido usarlo, sin misticismos ni promesas mágicas.
Si has llegado hasta aquí es muy probable que estés en uno de estos puntos:
Te suena la kinesiología, pero no sabes si es ciencia o “cosas raras”.
Has oído que sirve para trabajar creencias, pero no entiendes cómo.
Te interesa el desarrollo personal, pero sin tener que irte a vivir a una cueva ni hablar con tus guías espirituales.
Bienvenida. Ponte cómoda. Vamos por partes.
¿Qué es el test de kinesiología (explicado en idioma humano)?
La kinesiología utiliza el test muscular para observar cómo responde el cuerpo ante determinados estímulos, frases o pensamientos.
Traducido:
👉 El cuerpo responde antes que la mente.
👉 Donde la mente razona, el cuerpo reacciona (olé. La frase no es mía pero me encanta).
No es magia, ni adivinación, ni “el universo hablándote”.
Es respuesta neuromuscular.
Ejemplo sensillito: alguien te invita a cenar el viernes por la noche y tu dices que sí pero en realidad no quieres. ¿Qué pasa en tu cuerpo?
Dices que sí (cuando no te apetece) → tu cuerpo se agarrota, incomodidad, sensación de “peso”.
Dices que no, lo que realmente te apetece → Aunque te cueste decirlo, hay algo que se coloca dentro.
El cuerpo no opina. Responde.
¿De dónde viene la kinesiología?
La kinesiología aplicada nace en los años 60, en el ámbito de la quiropráctica y la fisioterapia, observando cómo el sistema nervioso responde al estrés físico, emocional o mental.
Con el tiempo se amplía al terreno emocional:
patrones
memorias
creencias aprendidas
No viene del tarot ni de un chamán random.
Viene de observar el cuerpo como sistema inteligente e integrado, no como sistema individual que va por libre.
¿Cómo se usa un test de kinesiología para trabajar creencias?
Aquí viene lo interesante.
Una creencia no es una frase bonita escrita en una libreta.
Es un programa automático que se activa sin pedirte permiso.
Ejemplos:
“No soy suficiente”
“Si digo que no, decepciono”
“Para que me quieran tengo que poder con todo”
Con el test muscular se puede:
Detectar si una creencia está activa
Ver si el cuerpo la reconoce como “verdad”
Trabajar sobre ella desde la conciencia
El tema: el test no elimina creencias por arte de magia. Solo las pone sobre la mesa (que eso ya es bastante) y ahí empieza el trabajo real.
¿Funciona o es placebo?
La pregunta del millón.
Respuesta honesta en mi experiencia: funciona como herramienta de observación, no como solución milagro.
La kinesiología:
✔ Ayuda a identificar
✔ Da información rápida
✔ Evita que la mente racional lo controle todo
Pero si después:
no observas
no cuestionas
no practicas nuevas respuestas
La creencia se queda tan tranquila donde estaba.
La transformación no ocurre en un instante, ocurre en tu día a día.
¿Es para todo el mundo?
No, no lo creo. Para milagros instantáneos, siguiente ventanilla jajaja.
La kinesiología no es para ti si:
Buscas que alguien te arregle la vida
Quieres resultados sin implicarte
Necesitas creer ciegamente en algo externo
Sí puede ser para ti si:
Te interesa entenderte mejor
Quieres detectar patrones automáticos
Estás dispuesta a observarte sin juicio
Lo que la kinesiología NO hace (y nadie te cuenta)
Me voy a poner seria:
No te quita creencias sin que tú hagas nada
No te “resetea” la vida
No sustituye el trabajo personal
Es un mapa, no el viaje en sí.
Y eso, bien usado, es potentísimo. O a mí me lo parece y como esto lo escribo yo pues te lo cuento.
Kinesiología + trabajo diario: la combinación que sí transforma
Aquí es donde entra mi enfoque.
Identificar una creencia está bien, desactivarla ocurre cuando cambias cómo actúas con ella presente.
Por eso trabajo con:
conciencia
observación diaria
micro acciones sostenidas
No necesitas dos horas al día, necesitas constancia, como casi todo en la vida…
Preguntas frecuentes
-
Es una herramienta que observa cómo responde tu cuerpo ante determinadas frases, pensamientos o estímulos.
No interpreta, no opina y no “canaliza”: responde.
Sirve para detectar estrés interno, incoherencias o creencias que están funcionando en automático, aunque tú no seas consciente de ellas. -
Sirve para identificarlas, que no es poco.
La creencia no se va sola por detectarla. El cambio ocurre cuando, a partir de ahí, empiezas a observarte y a actuar diferente en tu día a día.
La kinesiología es el mapa, no el viaje. -
No.
El cuerpo responde independientemente de lo que tú creas a nivel mental.
Puedes ser escéptica, curiosa o estar probando “a ver qué pasa”. El test no funciona por fe, funciona por respuesta corporal. -
Tiene base en fisiología y sistema nervioso, y su aplicación emocional es complementaria, no médica.
No sustituye terapias ni diagnósticos, pero sí es una herramienta muy útil de autoconocimiento cuando se usa con sentido común y sin misticismos. -
No. No es para quien busca soluciones mágicas ni que alguien externo le arregle la vida.
Sí es para personas que quieren entender sus patrones, asumir responsabilidad y hacer pequeños cambios conscientes sostenidos en el tiempo. -
Sí, totalmente.
La kinesiología es una vía de acceso rápida, pero el trabajo real ocurre en cómo te observas, decides y actúas cada día.
Por eso, incluso sin test, el trabajo diario de conciencia es lo que realmente transforma.
Si algo de este artículo te ha resonado, probablemente no es casualidad.
No porque el universo lo haya decidido sino porque ya estás observándote distinto.
Y desde ahí empieza todo cambio real.
Si quieres ir un paso más allá, he creado el Taller OnceCuatro:
11 minutos al día durante 4 semanas para observar, entender y empezar a desactivar las creencias que te limitan sin misticismos, sin drama y sin postureo espiritual.
Ahora cuéntame: ¿conocías algo de esto?¿qué te ha parecido?¿has entendido algo? jajaja. Te leo 👀
6 Hábitos de Desarrollo Personal que Cambiaron Mi Vida (y que tú también puedes aplicar)
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Hace un año y medio comencé un viaje de transformación personal: leer, formarme, experimentar nuevos hábitos… y los cambios han sido increíbles. Hoy quiero compartir contigo algunas acciones que, aplicadas poco a poco, han mejorado mi bienestar físico, mental y emocional.
1. Leer todos los días
Mira que he vivido con unos padres devora-libros. Para más INRI, mi padre ha sido librero durante toda su vida…y yo, pues que no tocaba un libro.
No sé si por hacer justo lo contrario, o porque el contacto de la lectura del colegio no me había gustado…el caso es que no leía nada.
Y ahora, es raro verme con las manos libres sin estar pegada a un libro.
Leo mucho, todos los días. Sin excepción.
La clave para mí ha sido encontrar libros que te atrapen desde la primera página, de ahí he cogido el hábito y ahora leo entre 2 y 3 libros al mes.
Me gusta alternar entre novelas ultra dramáticas para saciar mi mente telenovelesca y lecturas de desarrollo personal que siento me cambian la vida, aunque luego no solo aplico un 10% de las cosas, pero eso ya es más que cero.
2. Respirar conscientemente
Contexto: niña operada de vegetaciones varias veces, sin anginas, doscientosmilaños con aparato dental y que respira siempre con la boca abierta.
Esa niña he sido yo.
Y la niña mayor que soy ahora pues poco más o menos.
Respiro muy mal y era algo que no había ni tenido en cuenta.
Hasta que estudiando por los mundos del autoconocimiento, di con el tema del mindfulness y la importancia de la respiración.
No sé meditar (de momento). Me resulta complejo y sé que es algo que requiere de mucha constancia y repetición, como todos los hábitos, vamos.
Pero lo que si hago desde hace unos meses es hacer respiraciones conscientes.
Durante 5 minutos al día, inhalo y exhalo muy tranquila, sintiendo mi respiración, mi cuerpo.
Y esto que yo creía que era de ser una yerbas (que, por cierto, lo soy y cada día más) me calma muchísimo. Especialmente antes de dormir, me encanta.
3. Beber más agua
Temazo también lo del agua.
No me cuesta beber agua, pero si es verdad que, ni de lejos, llego a esos 2 litros que recomiendan los expertos.
Más bien soy de beber cuando tengo sed. Pero decidí forzar un poquito más, e incorporar más agua a mis días. Y lo noto para muy bien.
Especialmente en mis digestiones, no me hincho tanto y, además, me ayuda a regular el hambre. He leído varias veces (no sé cuánto de científico tiene) que a veces confundimos el hambre con la sed.
Y en mi caso te digo que sí, a veces lo que tengo que sed y no hambre que tiene forma de gofre con sirope de chocolate y toque de sal.
4. Hacer deporte de forma regular
El año pasado comencé a hacer deporte regularmente. Incluso fui runner la friolera de 2 meses llegando a conseguir correr 7km. WOW.
También hacía deporte de fuerza en casa: sentadillas, planchas, etc…nada complejo, pero todos los días.
¡Ay, amiga! Menudo cambio. Físico y mental.
👉🏼Físico: más tocha que en mi vida. Es verdad que soy una flipada. Hago una plancha de 30 segundos y ya creo que tengo el abdomen como para rallar parmesano y no, pero prometo y juro que de hacer todos los días algo de fuerza mi cuerpo se torneó.
👉🏼Mentalmente también me viene genial. No te voy a dar la chapa a nivel hormonal porque ya hay mucha información y gente con mucha investigación y conocimiento sobre ello, pero mi testimonio es que hacer un poquito todos los días te hace un fondo de armario mental de paz.
5. Reducir el uso de la tecnología
Aquí he aplicado distintas iniciativas y hábitos con muy buenos resultados.
⚙️El primero fue hace 5 meses: me desinstalé Instagram y TikTok.
Iba a hacer solo un mes para centrarme en otras cosas que necesitaba en aquel momento.
Resulta que tenía cierta adicción y no me había dado cuenta.
Tenía un segundo libre, me abría instagram.
Estaba deseando que me hija se entretuviera sola para mirar instagram.
Tenía un millón de publicaciones guardadas con recetas, tips para ser la más limpia de España y rutas que jamás iba a hacer.
Me queda embobada antes de dormir, enganchada a la vida de otros.
Al despertarme, más instagram.
En fin, imagino que como muchos pero no me aportaba nada y me quitaba mucho.
Conclusión, pasado el mes de detox…no me apetecía nada volver. Asi que sigo sin redes.
Ahora he abierto una cuenta de Instagram para Emprendiditis pero el uso que hago es mínimo, solo a nivel profesional porque no me apetece más, no va conmigo ya.
⚙️Otro cambio importante ha sido cargar el móvil fuera de la habitación.
Tenía la costumbre de ponerme en la cama o en el sofá a ver redes o a buscar cosas que no necesito como un bote de cristal con tapa de madera para guardar los algodones desmaquillantes.
El bote era ideal, la verdad. Pero de ahí a que necesitara ver 200 páginas para encontrar el botecito a las 12 de la noche…pues no.
Quitarme las redes, desinstalar aplicaciones que no me llevaban a nada y cargar el móvil fuera de la habitación por la noche me han ayudado a vivir mucho menos conectada y, a la vez, más tranquila.
6. Aprender a comunicar mejor
Siempre he creído que no tenía problemas de comunicación porque como hablo mucho, pues ya estaría.
ERROR.
Hablar mucho no quiere decir comunicar.
Esto lo ha cambiado todo.
Si algo estoy aprendiendo es a comunicarme conmigo (cómo me hablo y qué pienso) y con los demás.
Aprender a comunicar (y lo que me queda, que es mucho) me ha ayudado a sanar relaciones importantes para mi, familiares principalmente.
Me siento más libre, con más paz.
Tendía a fabricarme mis propias bombas internas guardando todo tipo de resquemores y pensamientos rumiantes, incluso acusando a los demás de falta de comunicación, cuando tenía que empezar por mí.
Estoy muy orgullosa de los pasos que estoy dando en este aspecto.
Bueno hasta aquí todos los consejos que no me habéis pedido.
¿Aplicas alguno de estos hábitos?¿qué te aportan? Cuéntame en comentarios 👇🏼

